¿Cuándo formamos parte de un proyecto?
Por Federico Aloi. Estudiante de segundo año de la Tecnicatura en Comunicación Social.
En el comienzo del cursado se nos planteó la pregunta: “¿En qué proyectos han participado?”. Mis compañeros y yo respondimos según lo que nuestro sentido común nos proporcionaba. Contamos todos los proyectos en lo que habíamos estado como parte del staff. Sin embargo, resultó que nuestras soluciones al interrogante no eran completamente exactas.
Pues, creo que en esa posición todos hubiesen confesado lo mismo y, posteriormente, lograrían entender que está bien contestado, pero es solo la punta del iceberg. Una buena respuesta, interpretada, pensada y formulada; pero que se queda solo en lo básico de nuestros proyectos.
Para lograr abrir nuestra cabeza y poder entender a fondo el tema, se nos presentó un autor algo fuera de lo común: Andrés Morte. Un cineasta español que se dedica a dar charlas y conferencias a lo largo del mundo. En el año 2016 fue disertante en Tupungato, y habló de un tema que, a nosotros, como estudiantes de comunicación, nos sirve mucho. Trató “el periodismo y la gestión cultural”.
Uno de los primeros temas que tocó es, al mismo tiempo, el que hoy me interesa contarles. Planteó que, para formular un proyecto, necesitamos tres elementos fundamentales: talento, identidad y territorio. Teniendo estas características podríamos llevar a cabo el planteamiento de un hipotético proyecto, pero antes precisamos de una idea.
Este concepto se plantea como algo muy importante a la hora de empezar el recorrido del espacio curricular Formulación y Evaluación de Proyectos de Comunicación. No obstante, tenemos que entender que una idea no es aquello que tenemos en la cabeza, sino que aquellos pensamientos que conviven en libertad especulativa reciben el nombre de “ideales”, y estas son nuestras proyecciones.
Al sacar ese ideal de la mente, al compartirlo y al sentirnos identificados con el mismo; recién ahí se vuelve una idea y, a la vez, un proyecto en potencia. Lo que nos permite comenzar a trabajar con ello para lograr un fin de lucro en la industria cultural, o para generar un cambio en la sociedad desde la industria creativa.
Para formular un proyecto, comunitario, comunicacional o emprendedor, se necesita cumplir con muchos factores, y lograr objetivos específicos. No es una tarea fácil. Sin embargo, este no es el único camino para proyectar, sino que hay uno más sencillo que, a veces, pasamos por alto.
A partir de esto, quiero compartir una reflexión: Todos los pensamientos que tienen en sus mentes son proyectos, todo el tiempo estamos proyectando. Todos somos un proyecto, solo debemos saber desarrollarnos a nosotros mismos, y a nuestras ideas.