Un mundo civilizado
Por Gisela Godoy, T. S. en Administración Pública
Desde hace unas décadas, la humanidad se está alertando acerca de que la contaminación es uno de los problemas más grandes en el mundo. Sin embargo, a medida que pasan los años este flagelo sigue en aumento, ya que en la vorágine que cotidianamente se apodera de nuestras vidas, las personas poco piensan en el medio ambiente. Las nuevas tecnologías y el consumo desenfrenado son la principal causa del creciente caudal de basura a nivel mundial, y si bien sabemos que debemos ser más responsables y cuidar nuestro planeta, esta supuesta toma de conciencia no pasa de lo discursivo.
Pero la basura no es solamente el único foco de contaminación, ya que esta noción remite a la presencia en el ambiente de cualquier agente químico, físico o biológico que sea nocivo para la salud o el bienestar de la población, de la vida animal o vegetal.
Vivimos en un mundo en el que la tecnología marca el ritmo del progreso y las pautas de la vida, no es exagerado decir que vivimos en un mundo modelado por la tecnología si tomamos en cuenta su omnipresencia en nuestra vida. Por este motivo, la posibilidad de transmitir conocimiento ha permitido que a través del tiempo se hayan generado nuevas propuestas acerca de cómo administrar los recursos: reciclaje, economías sustentables, basura cero, son solamente algunas de las ideas que se agregan a esta nueva ola de cambio que nuestro planeta pide a gritos.
Pero para que pueda haber una implementación efectiva de estas medidas, no alcanza con la suma de escasas voluntades individuales. En este punto es fundamental el rol de los gobiernos, el estado debería garantizar leyes que contribuyan a reducir la contaminación y mejorar la calidad del aire en las ciudades, incentivar la utilización de vehículos más limpios, implementar vigilancia para controlar o multar a quienes arrojen basura en lugares no permitidos, obligar a las empresas a que se manejen con empaques reutilizables y reutilizados, así como al uso de químicos biodegradables; crear normativas que obliguen a todos los ciudadanos a separar la basura y sistematizar el tratamiento de los residuos sólidos urbanos efectivamente. Es el gobierno quien tiene la posibilidad de generar un cambio que a mediano plazo rendirá sus frutos para que empecemos a vivir de una forma realmente civilizada, demostrándonos a nosotros mismos como humanidad, que el progreso económico y cultural no es sinónimo de un mundo devastado por la contaminación.
