La agroecología como filosofía de vida. Entrevista a Nicolás Don
Guillermo Nicolás Don, ‘el Nico’ como lo conocen todos en el IESVU, entiende que no hay otra manera de convivir con el medio sino a través del respeto y la preservación de la naturaleza. Por ello intenta procurar para él y su familia un ambiente en armonía con la tierra, sus recursos y sus frutos.
Para este joven estudiante de tercer año de la Tecnicatura Superior en Agronómica con Orientación en Agroecología, cada decisión es fundamental para transitar por este camino que comenzó para él hace un poco más de tres años y que nos cuenta en las palabras que siguen, con la misma tranquilidad y convicción con la que lo hace a cada viajero que amablemente lo lleva desde nuestra Sede Central hasta su hogar en la comunidad musulmana TarigaNaqshbandi.
¿Cómo te acercaste a la carrera?
A través de una jornada que se hizo en el Centro de Desarrollo, donde se dieron unas charlas muy interesantes y además se publicitaba la carrera. En realidad por ese entonces yo estaba estudiando Ingeniería Agronómica en Luján, recién empezaba, estaba en primer año. Lo primero que me gusta es la orientación que tenía, porque yo en la facultad venía haciendo actividades relacionadas con la agroecología, además hice contacto con quien luego sería mi profesor, Marcos Persia. Consulté con compañeros y profesores sobre la posibilidad de venirme al IES Valle de Uco ya que veía que la ingeniería era una carrera muy larga y todos me alentaron al cambio. Entonces sin más, me vine a estudiar, me instalé en La Consulta con el solo objetivo de cursar la carrera y recibirme.
¿Y cómo fueron esos primeros pasos, encontraste lo que venías a buscar?
Sí, encontré eso y mucho más! No sólo me enamoré de la carrera y de estas tierras sino de mi mujer y madre de mi pequeño hijo León de un año y medio. Obviamente con la llegada del bebé hubo que reconfigurarse, ya éramos una familia! Así con una necesidad de vivienda urgente y a través de una profesora fue que llegamos a la comunidad musulmana ubicada en el ingreso principal a La Consulta, y nos mudamos allí mientras continuaba con mi cursado, cada vez más convencido que había tomado la decisión correcta.
La comunidad musulmana afincada en el departamento de San Carlos es una de las más numerosas e importantes del país… ¿Cómo es su vida allí?
Para nosotros es muy buena y tranquila. Tenemos en común con la gente de la comunidad el buscar conectarnos de otra manera, más respetuosa por así decirlo, con la naturaleza. A pesar de no profesar el islam nos integramos muy bien aceptando las reglas para la convivencia, por ejemplo, no se puede escuchar música a partir de cierta hora o tener perros o chanchos en casa, tampoco beber alcohol o andar sin remera dentro de la comunidad.
¿Has podido aplicar tus conocimientos y claro gusto por la agroecología en la comunidad?
Si, por supuesto. Ni bien llegamos comencé a trabajar en un proyecto de huerta de una vecina del lugar, en el que planifiqué, diseñé y traté de implementar todo lo que sabía. Fue mi primera experiencia de trabajo colaborativo, y la verdad no es nada fácil trabajar con otras personas y conjugar distintas formas de ocuparse de las mismas tareas. Lamentablemente a ese proyecto lo abandoné, no pude continuarlo, pero comencé a trabajar en otra huerta también dentro de la comunidad pero esta vez la tarea fue rentada y funcionó muy bien.
¿Tenés otras iniciativas relacionadas con la agronomía?
Mi vida de alguna manera siempre ha estado relacionada con la tierra, mi familia tiene una finca ubicada en San Martín de la que me ocupé durante mucho tiempo. En la universidad formaba parte de un grupo de agroecología llamado ‘La engarilla’, donde tratábamos de implementar huertas orgánicas y asesorar a productores de Lavalle en prácticas menos tóxicas a través de un monitoreo de plagas. La carrera también tiene mucho que ver en lo que uno elige y las búsquedas que hace en ese sentido.
¿Cómo sigue esta historia, cuáles son tus proyectos más próximos?
Hace un tiempito tuvimos la suerte de comprar nuestro propio terreno dentro de la comunidad, nos salió una oportunidad única y la tomamos. En ese terreno en estos momentos estamos comenzando a articular desde la carrera con una materia que se llama Método y Práctica de la Agroecología, un proyecto de permacultura. Brevemente, es un sistema que intenta integrar armónicamente la construcción de la casa con el paisaje, ahorrando materiales y preservando tanto como sea posible los recursos naturales. Es decir, que la cultura del hombre sea permanente en la tierra, nosotros en la carrera trabajamos mucho con el concepto de sustentabilidad, y de allí lo de cultura sustentable, donde el ser humano aporte más a la tierra de lo que le extrae. Esto incluye tanto el diseño de la casa en sí, como del tratamiento de residuos sólidos, recolección de agua de lluvia, etc. En nuestro caso hemos decidido hacer un proyecto más equilibrado entre lo ecológico y lo convencional, ya que si bien vamos a construir la casa de barro y caña, también vamos a utilizar cemento y chapas.
A esto sumo la participación en algunos trabajos de investigación como el de elaboración de compost y la técnica del mulching. Seguramente me va a llevar un poco más de tiempo recibirme, pero el recorrido es muy valioso, cada experiencia que comenzamos es única y vale la pena realizarla.